Desde la cárcel de Livingston, Texas, Edgar Tamayo se despidió de los mexicanos dos días antes de que le apliquen la inyección letal: “Perdónenme por llegar encajonado”, escribió en una carta.
La noche del pasado martes 7, a las 21:57 horas, Edgar redactó una carta a Pablo Antonio Castro Zavala, presidente de la Confederación de Asociaciones y Clubs de Morelenses de Estados Unidos y Canadá, la cual fue recibida el pasado jueves 16.
En ella da gracias a Pablo por su intervención y le pide apoyo con una parte de los gastos para su traslado a Miacatlán, Morelos, cuando ya esté sin vida, para no pedirle nada al gobierno mexicano a quien acusa de haberle brindado poca ayuda.
“Tú sabes que esas cosas son un poquillo caras. ¡Y no quiero que meta mano el mentado Consulado!, la verdad que esta gente me decepciona son puras pinches mentiras con esa gente y la S.R.E. no hacen nada y tampoco los de D.H… nunca hicieron nada”, se queja el mexicano.
Relata que cuando su madre lo visitó en la cárcel, coincidió con el personal del Consulado que entregó una tarjeta para ponerse a disposición para cuando algo se ofreciera. Sin embargo, Edgar asegura que su mamá los buscó telefónicamente pero nunca contestaron, “esto me llenó el plato de rabia y por eso no quiero que metan mano en nada”
“Siempre que un paisano va ser ejecutado, siempre quieren quedar bien ante la cámaras para verse bien con el gobierno de México y los paisanos. ¡No quiero que me usen! Y claro que ya se los dije”, indica Edgar en la carta.
Con melancolía, antes de las 10:57 horas de esa noche, Tamayo Arias le dio las gracias al representante de los migrantes mexicanos y se despidió.
“Si pierdo, no te preocupes pues yo me iré bien contento de llegar a mi pueblo (Miacatlán) y así ya no tengo que estar chingando con mi mismo gobierno… no se diga con esta gente de aquí. Pero si Dios no quiere que me vaya… pues aquí me quedaré dando lata otro rato. A ver qué Dios dice y la santísima Virgen de Guadalupe. Y siempre he tenido fe a mi Sr. de Chalma…
“Y el mensaje que quiero darles es, que si me ejecutan, por favor les digas a todos mis paisanos, mi México entero que me disculpen por haberles fallado y llegado encajonado. Y ojalá que lo mío sirva de ejemplo para otras personas. Y recuerda que la cárcel no come… Pero sí mata a nuestros seres queridos. Y siempre vamos a ser las víctimas de nuestra pobreza y de nuestro propio color”, apuntó Tamayo.
Al final de la misiva, afirma que a una mujer cercana al compositor Teodoro Bello le envió varias canciones “muy bonitas” que ha escrito durante su reclusión, y espera que sean grabadas por algún buen grupo y reciban premios.
Habitantes de Miacatlán, que este domingo protestaron en su pueblo, anunciaron que mañana se trasladarán en camiones a Cuernavaca para seguir sus manifestaciones y esperar un milagro para que se detenga la ejecución de su paisano.
Este lunes, el gobernador Graco Ramírez prácticamente se dio por vencido y dijo que su gobierno hizo lo que legalmente se tenía que hacer.