Buscando promover el crecimiento económico e impulsar el financiamiento de largo plazo y apoyar la competitividad y capitalización de los integrantes del sector social, el senador colimense Joel Padilla Peña propuso la creación del Banco Nacional para el Desarrollo de la Economía Social.
Para este propósito, Padilla Peña presentó una iniciativa con proyecto de decreto para adicionar y reformar el artículo 25 de la Constitución Política.
Argumentó que antes del año 1975, las instituciones bancarias eran especializadas, es decir, únicamente prestaban un servicio a la vez: depósitos, ahorro, crédito hipotecario, etcétera; a partir de ese año, se creó la banca múltiple, denominada así por ofrecer al público diversos servicios: depósitos, ahorro, crédito hipotecario, seguros, operaciones de intermediario como caja de seguridad, fideicomiso o pago de servicios diversos.
Luego, en 1982, se constituyó la Banca de Desarrollo como Sociedades Nacionales de Crédito, fortaleciendo así la infraestructura y el sistema productivo; desarrolla programas y otorga créditos que la banca múltiple no realiza, recordó.
Por tal motivo, la Banca de Desarrollo forma parte del Sistema Bancario Mexicano, tal como se establece en el artículo 3° de la Ley de Instituciones de Crédito, cuyo objetivo fundamental es facilitar el acceso al financiamiento de personas físicas y morales.
El legislador petista expuso que el papel de los bancos de desarrollo en la arquitectura financiera internacional es clave, dado que ayudan a superar las fallas de mercado, facilitando financiamiento de largo plazo y de forma contracíclica; crean mercados e instrumentos financieros orientados a una clientela inicialmente propia, pero que luego está llamada a relacionarse con la banca comercial tradicional, y proveen servicios financieros y no financieros a empresas nuevas y a las ya existentes.
La propuesta fue turnada para estudio y dictamen a las comisiones unidas de Puntos Constitucionales y de Estudios Legislativos.





