Si el puerto de Manzanillo se inunda y se tienen que parar sus operaciones, la hora de baja le cuesta unos 300 mil pesos a la autoridad portuaria y a las compañías que manejan sus 14 terminales. Es un daño alto pero que se puede reducir de manera significativa si el puerto se prepara para los efectos del cambio climático, establece un reciente artículo de Tom Sarrazin publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La inversión le saldría a cuenta según un estudio del BID que identificó tres riesgos principales que encara el puerto en relación al cambio climático: inundaciones de sus vías de acceso, daños a la infraestructura por lluvias, y un mayor volumen de sedimentos en la cuenca del puerto que obstaculizaría la entrada de los barcos, establece la publicación.
Los puertos de América Latina están expuestos a una serie de riesgos a los que necesitan adaptarse. Para cada uno de esos riesgos hay una serie de medidas que el puerto puede tomar para reducir sus posibles impactos, como la actualización y limpieza de sus sistemas de drenaje, con lo que reduciría la probabilidad y severidad de las inundaciones.
El control de tráfico por su parte mitigaría los impactos dentro del puerto después de una inundación, ya que se pueden implementar medidas de gestión del tráfico para minimizar los cuellos de botella, promover la evacuación rápida y mantener la continuidad del negocio durante los eventos extremos.
Asimismo, los programas de dragado con obras programadas constantemente evitarían que se perdiera la profundidad de calado del puerto, así se minimiza el riesgo para los barcos y por ende el riesgo económico del puerto.
El estudio de riesgos climáticos realizado en el puerto de Manzanillo es el primero llevado a cabo para un puerto en toda América Latina y el Caribe. “Está claro que algunas de las medidas propuestas son más costosas que otras. Y aunque el puerto implemente cada una de las recomendaciones del plan de adaptación, no podrá evitar todos los cierres operacionales”, insiste Tom Sarrazin.
“La necesidad de actuar es inminente y quedó en evidencia poco después de que los expertos terminaran su estudio cuando el huracán Patricia – el más poderoso ciclón tropical jamás medido en el hemisferio occidental – inundó el puerto de Manzanillo por casi un día. Los puertos de los países en desarrollo manejan más del 40% del total del tráfico de contenedores y al igual que el Manzanillo hay otros que si actúan ahora, pueden evitar importantes pérdidas económicas”, detalla.
Manzanillo es el primer puerto de México y uno de los diez principales de América Latina, lo que pasa o deja de pasar por este recinto impacta a más de 15 estados que juntos representan el 60% del PIB nacional. En 2014 el puerto manejó unos 19 millones de toneladas en forma de contenedores marítimos, lo cual equivale al 46% del total de la carga contenerizada de México.
El día que esa carga deje de fluir, las empresas que dependen del puerto para recibir y despachar sus mercancías lo notan puesto que ha pasado más de una vez y podría volver a pasar si no se toman las medidas necesarias, según el BID.
Fuente: T21