Extremistas amenazan a Kenia con una ‘guerra larga y espantosa’

Mideast Iraq

El grupo extremista islámico somalí Al Shabab amenazó el sábado a Kenia con una «guerra larga y espantosa», dos días después de haber matado a 148 personas en la universidad de Garissa (este).

Los extremistas dijeron que el ataque contra la universidad fue en represalia por la muerte de sus milicianos en Somalia a manos de tropas kenianas.

El grupo terrorista, que reivindicó el ataque de Garissa, advirtió de un «nuevo baño de sangre» si Kenia no se retiraba de «las tierras musulmanas».

En un comunicado denuncian «la opresión», «las políticas represivas» y «la persecución sistemática de los musulmanes» en Kenia y «la ocupación de las tierras musulmanas» por parte de Nairobi.

Se refiere a Somalia, donde el ejército keniano combate a los islamistas desde 2011, y a las regiones kenianas de mayoría musulmana del nordeste y del este, fronterizas con Somalia, y las del litoral.

Los islamistas amenazaron con atentar contra «escuelas, universidades, lugares de trabajo e incluso casas».

Cinco personas han sido arrestadas bajo sospechas de estar involucradas en el ataque en Garissa, dijo un funcionario keniano.

Agencias de seguridad arrestaron a tres personas que trataban de cruzar hacia Somalia, dijo el portavoz del Ministerio del Interior Mwenda Njoka en un mensaje en Twitter.

Precisó que los tres son asociados de Mohamed Mohamud, conocido también como Dulyadin Gamadhere, ex maestro en una escuela islámica en Kenia que las autoridades dicen coordinó el ataque.

Las autoridades kenianas ofrecieron una recompensa de 220 mil dólares por información que lleve al arresto de Gamadhere.

Otros dos sospechosos fueron arrestados en la universidad Garissa.

El presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, declaró hoy tres días de luto nacional tras la matanza del pasado jueves en la Universidad de Garissa en la que murieron 148 personas y pidió a los ciudadanos que permanezcan unidos.

En un discurso televisado, el primero desde que finalizó la operación de asalto, el presidente keniano condenó el ataque, que calificó de «bárbaro», y prometió «hacer todo lo posible para defender nuestro estilo de vida».

Kenyatta aseguró que las fuerzas de seguridad están haciendo todo lo que está en su mano para capturar al cerebro del ataque, Mohamed Kuno, que el Gobierno keniano ha identificado como el líder de Al Shabab en la región somalí de Juba, fronteriza con las zonas más afectadas por los ataques del grupo islamista.

DENUNCIAN NEGLIGENCIA GUBERNAMENTAL

El feroz atentado incrementará la presión sobre el mandatario, que ha tenido dificultades para detener las frecuentes emboscadas de militantes con armas automáticas y granadas, que han deteriorado la imagen de Kenia y han impactado su vital industria del turismo.

El ataque contra la Universidad de Garissa, el peor desde el atentado contra la embajada de Estados Unidos en Nairobi en 1998 que causó 213 muertos, ha vuelto a poner de manifiesto la división que existe en Kenia entre cristianos y musulmanes, pues estos últimos se consideran marginados por el Gobierno central.

Muchos kenianos estaban furiosos porque la masacre se produjo pese a que se emitieron tres advertencias la semana pasada respecto de un ataque inminente en la universidad. Residentes locales acusaron a las autoridades de hacer poco para mejorar la seguridad en una región apenas desarrollada.

El diario de mayor tirada de Kenia, Daily Nation, citó a sus fuentes para informar que la cifra de muertos sería significativamente más alta.

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