Dave Sturrock y su esposa Lara comentaron que jamás pensaron quedar atrapados en el aeropuerto. «Nos dijeron que la ceniza es muy fina y peligrosa y que esas condiciones son imposibles para volar», comentó Dave, quien aunque no imaginó que pasaría la noche en Costa Rica, salió de la terminal a buscar un taxi que los llevara a algún hotel capitalino.
«Tuvimos que cambiar todos los planes. No sabemos ahora si finalmente iremos a Machu Picchu, finalmente».
La escena de incertidumbre se repetía mientras la nube de cenizas se extendía por la pista de la terminal aérea. Según la última información suministrada por Aeris, está previsto que el aeropuerto reinicie operaciones hasta el martes a las 6 a. m.
Personal de Avianca trataba de calmar a los pasajeros que deseaban regresar a sus casas en: Perú, Bolivia, Chile y Argentina. Recomendaban llamar al centro de información de la aerolínea para reprogramar sus vuelos en cuanto las condiciones lo permitieran.
En la sala de espera número 8 del aeropuerto los pasajeros varados se organizaban para pagar taxis compartidos, buscar hoteles o acomodarse en algún rincón para pasar la noche.
Otras aerolíneas también suspendieron vuelos, como es el caso de United. En uno de sus aviones, con destino a Denver, Colorado, debía de viajar José Barrera, un guatemalteco que reside en Estados Unidos.
Barrera venía de Ciudad de Guatemala y haría escala en el Juan Santamaría. Sin embargo, el contratiempo de la ceniza del volcán no fue el único que encaró ayer. Su salida del aeropuerto de la Aurora, se demoró una hora, contó.
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Cuando finalmente arribó a suelo nacional se topó con la sorpresa de que la erupción del volcán le impediría reencontrarse con su familia esta noche. Ahora le tocará quedarse en la capital costarricense. Sin planearlo, sin quererlo, esta será su primera vez en Costa Rica.
Barrera tendrá mañana una anécdota que contar a sus tres hijos: la historia de una fuerza de la naturaleza, la de un volcán que hizo erupción y cambió los planes de cientos de viajeros.
