scena se repetía en Alemania una y otra vez. El internauta buscaba la última canción de, por ejemplo, Justin Bieber en YouTube. O pinchaba en el enlace que algún amigo había publicado en Facebook. Y allí aparecía siempre el emoticono de la carita triste que decía: «Este vídeo no está disponible porque podría contener música sobre cuyos derechos aún no nos hemos puesto de acuerdo. Lo sentimos». Un acuerdo firmado el pasado martes por la gran compañía de vídeos en Internet y la GEMA -la sociedad que gestiona los derechos de los autores en Alemania- permitirá acabar con este mensaje que frustraba a tantos melómanos. Se acaba así una de las particularidades más molestas con que se encontraba el recién llegado al país más rico de la UE.
Del Smells Like Teen Spirit, de Nirvana, al Telephone, de Lady Gaga, pasando por Thriller, de Michael Jackson. Todos estos vídeos ya están disponibles después de una disputa jurídica que ha durado siete años. Hasta ahora solo se podía acceder a los que hubiera subido el canal oficial del artista o su casa de discos, pero no por terceras personas.
La clave del acuerdo es que YouTube acepta pagar a la GEMA, el equivalente a la SGAE española, una cantidad desconocida por reproducción. La asociación había fracasado en los tribunales en su intento de que la filial de Google aportara 0,375 céntimos de euros por reproducción. Los vídeos de artistas alemanes que no pertenezcan a la GEMA o aquellos cuyos derechos no estén claros seguirán capados. Los firmantes del pacto no han dado más detalles, pero fuentes citadas por la agencia DPA aseguran que YouTube se compromete a aportar a la GEMA parte de sus ingresos por publicidad, así como un canon por los vídeos que no tienen anuncios.
El dinero recaudado irá a los 70.000 artistas alemanes representados por la organización, la inmensa mayoría de los profesionales del país, y otros no cuantificados del extranjero. Una estadística de 2013 del portal Statista mostró que el 60% de los vídeos más populares del país estaban capados en YouTube.
El acuerdo es una buena noticia para los internautas, que encontrarán una mayor oferta de música en Internet; para los músicos también, que logran ingresos extra y una mayor distribución de su trabajo; y para la empresa estadounidense, que cubre un hueco que llamaba la atención en la primera economía de la UE. Además amplía las posibilidades de éxito del servicio de pago que YouTube quiere lanzar el próximo año en Alemania, pensado para aquellos clientes que prefieran gastar algo de dinero a cambio de librarse de los molestos anuncios previos a las canciones.