En octubre de 2012, Malala Yousafzai tuvo que dejar Pakistán para salvar su vida después de recibir un disparo en la cabeza a manos de un talibán. Se fue de su país sin despedirse y fue trasladada estando todavía inconsciente a un hospital en Reino Unido para ser tratada . Ahora, por primera vez desde entonces y convertida en una voz mundialmente conocida en defensa de la educación de las niñas, la activista ha vuelto a su tierra natal arropada por su familia y rodeada de fuertes medidas de seguridad.
«Todavía no puedo creer que estoy en Pakistán, es un sueño», ha manifestado la joven de 20 años, secándose las lágrimas con las manos, en un discurso emitido por televisión, informa Efe.
La Premio Nobel de la Paz de 2014 no pudo evitar que se le escaparan lágrimas en un discurso televisado, tras llegar de madrugada acompañada por su padre y un hermano a Islamabad, entre fuertes medidas de seguridad y una agenda de cuatro días mantenida en secreto para evitar amenazas.
Muchos de sus compatriotas han celebrado en Twitter su llegada a Pakistán. «Bienvenida Malala Yousafzai, la valiente y resistente hija de Pakistán, de regreso a su país», ha escrito el político Syed Ali Raza Abidi. Un famoso periodista local, Hamid Mir, ha pedido moderación a los comentaristas y políticos opositores en sus comentarios sobre la visita de la joven. «Los medios internacionales siguen de muy cerca su regreso y [el uso de un lenguaje inadecuado] empañará la imagen de Pakistán», ha dicho.
La Premio Nobel de la Paz más joven de la historia.





