El expresidente Felipe Calderón Hinojosa consideró que la crisis de Michoacán representa “un momento muy complejo y desafiante” para la administración encabezada por Enrique Peña Nieto.
Sostuvo que el éxito de la estrategia del gobierno federal para eliminar la inseguridad en dicho estado dependerá “mucho de la voluntad política de los gobiernos locales”.
En su intervención en el Foro Económico Mundial que se desarrolla en Davos, Suiza, el panista manifestó que “cuando los gobiernos locales hacen su tarea, que es depurar los cuerpos policíacos, destinar más recursos a seguridad, fortalecer el tejido social (…) cuando no se hace la tarea por parte de las instancias locales, pues honestamente es muy difícil si no imposible, que se resuelva”.
En mayo de 2009, Calderón ordenó la detención de 36 funcionarios públicos de Michoacán presuntamente relacionados con el crimen organizado, mismos que posteriormente fueron liberados por el titular del Juzgado Primero de Distrito de Michoacán, Efraín Cázares López.
Respecto a las reformas constitucionales promovidas por el gobierno de su sucesor, Calderón opinó: “Tengo una gran esperanza en México. Me parece que los cambios realizados en años anteriores, las reformas específicamente realizadas recientemente puede abrir enormes posibilidades para México y una buena parte dependerá en cómo se materialice, ejecuten las reformas, y también cómo se avance en el fortalecimiento institucional del país”.