Por: J. Wenceslao Cisneros Amaya.
FALSA LA TENSA CALMA:
Resulta que en una entrega anterior comenté que al parecer por providencia divina o porque las autoridades del ámbito de seguridad pública de la Entidad “se habían puesto las pilas”, habían disminuido los homicidios dolosos.
¡Falso! Estas fueron las razones por las que nos fuimos con la “finta”: Fue una maquillada del gobierno para engañar a los ciudadanos; en primer lugar, no enviaron los boletines de nota roja a los medios de información y lógico, al no salir en los rotativos, se piensa que han disminuido las incursiones del crimen organizado y como consecuencia de ello, los crímenes dolosos.
Por otra parte, se sabe que las autoridades del ámbito de seguridad pública (Secretaría de Seguridad Pública Estatal y Procuraduría General de Justicia del Estado, llegaron a un arreglo con quienes lideran en la Entidad los grupos del crimen organizado, a fin de que se abstuvieran de estar cometiendo homicidios dolosos durante un tiempo, porque peligraba el puesto del Procurador, ya que se iban a cumplir los 6 meses que el mismo se puso como plazo para renunciar si no cumplía con su trabajo.
Las agrupaciones criminales pensaban cumplir lo pactado, pero parece que el mismo Procurador incumplió el pacto, ya que detuvo a dos sujetos con armas y restos de cuerpos humanos, lo cual rompía el acuerdo y entonces, al infringirse el convenio, uno de los grupúsculos criminales rompió el acuerdo y comenzaron por asesinar en diferentes lugares del Estado, como en Cerro de Ortega en donde ejecutaron a dos jóvenes, mientras que en la capital ultimaron a una persona que se dedicaba a la fabricación de huaraches y en la población de El Colomo, en la forma más cobarde asesinaron a un niño de 14 años; en Campos también acribillaron a un joven, mientras que en el fraccionamiento La Joya II, los sicarios privaron de la vida a un masculino.
Ante esta circunstancia, el grupo criminal que si estaba cumpliendo el pacto, protestó ante el Procurador al tenor de: “Felipe, para a esos cabrones; nosotros si estamos cumpliendo el pacto”.
El lacónico reclamo puso nervioso al Procurador y tuvo que enfrentar al grupo incumplido y les reclamó esa circunstancia a lo que no fue tarde por la respuesta: “mientras de que Usted no cumpla, nosotros tampoco lo haremos”.
Ante estas graves situaciones que se están dando en donde la vida de los colimenses se encuentran en peligro, el gobernador José Ignacio Peralta Sánchez debe de tomar directamente la estafeta de la seguridad de la entidad, reclamar resultados al Procurador y destituirlo ante los nulos efectos que se ha causado al crimen organizado, que cada día crece más y más en la entidad.
Pero además, estoy seguro que el gobernador no sabe nada de ese tipo de acuerdos entre la criminalidad y sus funcionarios de seguridad, no por otra cosa que por su ignorancia en estos temas de seguridad pública y porque no decirlo por “inocentón” pues el Procurador es “un gallo jugado” en esas cuestiones de manejar el control del crimen organizado y como se lo dije en anteriores entregas no trajo a un hombre que iba a servirle a Colima como Procurador; no, trajo a todo un costal de mañas que se las sabe de todas , todas y así como le hizo en la SEIDO y en Aguascalientes, así lo está haciendo en nuestro Estado, con la desventaja para él que Colima es un Estado pequeño y luego corrió el rumor de que había arreglos con los delincuentes por parte de este señor.
Yo me pregunto: ¿Tendrá el gobernador idea de lo que hace el Procurador y su horda de sujetos que trajo de quien sabe dónde?
Aquí, Dios no lo quiera, nos va a pasar como ocurrió hace varios años en Morelos, en donde siendo gobernador Carrillo Olea, un grupo de la Policía Investigadora, comandando por Armando Martínez (a) Comandante Tiburón, se dedicaba al secuestro, con la anuencia del procurador, un torvo sujeto de apellidos Peredo Merlo y del Director de la Policía Investigadora Jesús Miyazawa. El “negocio” iba bien, hasta que un sujeto apodado “la Mole”, se dedicó al secuestro por su cuenta sin que estuviera dentro de la gente que controlaban aquellos sujetos. Eso le costó la vida a “La Mole”, quien no soportó la tortura a que fue sometido en los separos de la corporación, por el Comandante Tiburón y su gente. Cuando Tiburón le comentó al Procurador y a Miyazawa lo que había ocurrido, ambos ordenaron: “sáquenlo sin que nadie los vea y vayan y tírenlo en el Estado de Guerrero para que se piense que policías de aquel Estado lo asesinaron”.
Así lo hizo el Comandante Tiburón; junto con sus elementos procedió a sacar envuelto en una alfombra a La Mole y lo subieron a un vehículo propiedad de uno de los agentes al mando de Armando Martínez y enfilaron rumbo al primer punto de la vecina Entidad de Guerrero, pero para su mala suerte, cuando hicieron “una parada técnica”, llegó una patrulla de la entonces Policía Federal de Caminos y al revisaron la unidad, de inmediato vieron el cadáver de “La Mole”, por lo que los Federales desenfundaron las armas y les dijeron a los policías morelenses “dense presos, no hagan ningún movimiento”; El comandante Tiburón tuvo la desfachatez de decirle a los Federales que “el muertito era un testigo que les iba a señalar a unos secuestradores de Guerrero, pero que sin motivo alguno de repente falleció”.
Los agentes federales no se tragaron el cuento y una vez esposados los policías morelenses los mandaron a la SIEDO a la capital del país.
Todos, incluyendo al comandante Tiburón, fueron condenados a 60 años de prisión, pena que extinguen en el Altiplano Número 1 del Estado de México.
Olea Carrillo, el procurador Pereda Merlo y el capitán Miyazawa les fue mejor. Al primero lo obligó el presidente de la república a pedir licencia, mientras que a los otros dos solo los procesaron por Encubrimiento un delito no grave que les permitió enfrentar sus procesos en libertad, pero del escarnio público no se salvaron y nunca más han vuelto a ocupar un cargo público.
¿Eso quiere el gobernador Peralta que nos ocurra aquí en Colima?
Es cierto que por su origen no tiene malicia en lo que pasa a su alrededor y no cree que esas cosas puedan ocurrir aquí en Colima, pero un tiempo anduvo de “surfo” con un grupo de chavos manzanillenses, en donde se dice que consumían “tabaco vacilador”, por lo tanto, debe de tener los cimientos de todo malandrín para que se percate que a su alrededor existe una seria corrupción en esos ámbitos.
A MIS LECTORES: La investigación por la muerte de mi añorado y querido gordito Sócrates se ha parado por instrucciones del Procurador “hasta que no cese de estarlo criticando”.
Vamos a ver quién se cansa primero; yo en pedir justicia o él en negármela.
El será procurador cualquier día que el gobernador se ponga las pilas, le regale unas zapatillas de ballet y lo mande a… y yo seré el padre ofendido hasta el día que me muera.
Y advierto: se está conformando un grupo nutrido de deudos de familiares asesinados que pronto harán acto de presencia en todos los lugares del Estado, hasta llegar a las oficinas gubernamentales y exigirle al gobernador el cese del procurador ante los nulos resultados que ha presentado. Y somos más de cinco mil gentes





