Columna Editorial | Va de Nuez
El domingo 21 de julio, Mirna Macías escribió lo que sería su última publicación en redes sociales. Con orgullo, informaba sobre los avances logrados como Coordinadora Nacional de UNICARSOC, promoviendo mejores condiciones para el transporte, financiamientos accesibles para operadores y soluciones urgentes a la crisis vial del puerto de Manzanillo. Hablaba con firmeza, con convicción, como siempre lo hizo.
Hoy, su voz fue silenciada de forma cobarde y brutal. La ex delegada de El Colomo y ex candidata a la presidencia municipal de Manzanillo fue asesinada mientras circulaba en su vehículo, cerca del jardín comunitario y de las vialidades cuya rehabilitación ella impulsó durante su gestión y labor social.
Este crimen no solo arrebata una vida, sino también una trayectoria de liderazgo, de gestión y de lucha por causas que incomodaban a más de uno. Mirna no solo opinaba: proponía, gestionaba, señalaba. Alzó la voz por los transportistas, por las mujeres, por su comunidad.
Desde el sector ejidal hasta la zona urbana, su nombre se asoció con mejoras tangibles y exigencias incómodas para quienes prefieren que todo siga igual. La inseguridad, los cobros injustificados en carreteras, la falta de respuestas de autoridades estatales y federales… todo lo decía sin miedo.
Hoy no podemos quedarnos callados. Cada asesinato de una líder social es una alarma más en un estado que no puede normalizar la violencia. Exigimos justicia, resultados y garantías de no repetición.
Desde este medio, honramos la memoria de Mirna Macías, su trabajo y su voz. Una voz que incomodaba, sí. Pero una voz que construía.
Descanse en paz





