“Ser un Anguiano Moreno”
“En política, la estupidez no es un estorbo”
Napoleón Bonaparte.
Por: Javier Montes Camarena
16 – Julio – 2015
Déjenme decirles que en los retratos de Francis Bacon el cuerpo se descompone hasta hacerse irreconocible. La piel de sus personajes se agrietan, la carne pierde firmeza, el color disuelve el rostro, los músculos se distorsionan, la boca se vuelve de monstruo, la cara y las piernas se desfiguran. Así, casi igual ha deformado la política este Anguiano Moreno.
Eso ha sido la política que ha ejercido un Anguiano Moreno en los últimos seis años. Una política que arremetió contra fundamentos, equilibrios y el sentido de la responsabilidad. Una política que pervirtió los órganos de la neutralidad convirtiéndolos en sucursales del poder corrupto.
Este Anguiano Moreno nunca supo de ideas, proyectos y mucho menos sobre su noción de la ley y su extraño sentido de la responsabilidad. Nada. Sólo de amores tras la puerta, corromper y corromperse, saquear, robar, hipotecar, tranzar pervirtiendo la democracia, esculpiendo la deformación de los órganos del Estado pervirtiéndolos en un escandaloso tráfico de intereses personales.
Ser un Anguiano Moreno implica ser parte de un enjambre de mentiras, traiciones, amantes, cuentas y ranchos ocultos, dramas, asesinatos y violencia. Esta es la triste historia que acompaña a este Anguiano Moreno por doquiera que va. Estos son los ejemplos que lo definen y lo califican a la vez.
Un Anguiano Moreno taimado, “buen gente” que mostró de una vez y por todas cómo funciona la política de la corrupción y la podredumbre que le dio vigencia a ése funcionamiento. Un pequeño mafioso colimense que durante seis años operó en los sótanos de Palacio de Gobierno, allí en el subsuelo, allí medrando en las sombras y con muchos cómplices a su lado. Todo ocultado, todo en secreto.
Así se ha manejado este Anguiano Moreno, todo pal vencedor, el gasto público, las participaciones, el presupuesto, las transferencias federales, los diezmos de las obras millonarias. Gastando, desviando, comportándose como sultán y no como servidor público cuando ni siquiera supo lo que eso significa.
Este Anguiano Moreno nos deja en nuestro estado seis años de sangre y horror con más de mil ejecutados, muertos, desaparecidos, secuestrados, extorsionados, torturados, complicidades con el crimen organizado en una demencia dinámica que le abrió la puerta a mafiosos del crimen organizado.
La popularidad de este Anguiano Moreno es la más baja de toda la historia política de Colima, todos repudian su gestión, este fachoso político de pacotilla es impopular por sinvergüenza, cinturita, mentiroso, incapaz y alcohólico, carente de personalidad y de un discurso medianamente coherente, un burócrata sin misión.
Quizá lo que habría de preguntarse es la razón por la que ubicamos a este Anguiano Moreno ahí: en el desprecio popular ya que su deficiente formación profesional y política ni por asomo lo ubicarían en el cuadrante de la honestidad y la decencia ya que ninguno de sus actos políticos podría ser archivado en el inventario de la normalidad política, lo ubicamos ahí por ósmosis.
Se acerca el final de este Anguiano Moreno, dentro de 108 días el telón caerá y la función de horror habrá terminado y se irá con sus nuevos amores y sus pequeños vástagos, a sus ranchos en el extranjero o los ubicados en territorio nacional, se irá millonario pensando que los colimenses son unos malagradecidos, nadie reconocerá al charrito de Tinajas que pedía caballos prestados para las cabalgatas de la Villa, se irá navegando con el piloto automático repitiendo en voz alta “Como los quiero hijos de la chingada”.
Se va este Anguiano Moreno fracasado pero harto de lana mal habida, llegó a Casa de Gobierno sin el temperamento ni la vocación ni la habilidad necesarios para habitarla. Nunca supo gobernar, no le gustó el lado profesional del poder, la toma de decisiones. A este Anguiano Moreno le gustó el lado oscuro de la gubernatura, la corrupción, el arreglo con el narcotráfico y mafiosos, eliminar a sus “amigos”, la fiesta interminable, la borrachera consuetudinaria, los supuestos viajes a Talpa para desviarse a un hotel de paso con la amante en turno. Todo esto redujo sus márgenes de acción, todo esto encogió las fronteras de lo decente y honorable de su gestión como el político de mayor responsabilidad.
Ser un Anguiano Moreno es la personificación de lo peor del PRI, la avaricia incontenible y la irresponsabilidad rampante. Sentir que los recursos públicos eran suyos, el hacer de su posición privilegiada ocasión para hacer negocios turbios, acuerdos tras bambalinas, negocios y franquicias canalizando recursos millonarios de banco en banco de la mano de las leyes que lo permitieron porque para eso fueron creadas.
Hoy este Anguiano Moreno se va a salir con la suya, robó hasta que se hartó y se va millonario a través de un enriquecimiento ilícito, delito “no grave” para los políticos priistas de Colima.
Ahí se ven.
Enlacitos:
Apuntado: Uno de los apuntados para dirigir el INCODE (Instituto Colimense del Deporte) que ya se le queman las habas por qué ahí hay modo es el padrote tricolor Francisco Pico Zepeda, perdedor de la elección municipal en el puerto quien ve en esa dependencia la ocasión a modo para seguir manteniendo con dinero público a sus < Güilas >, ¿dejará tirada su responsabilidad como regidor electo?
Por cierto: un farsante del deporte manzanillense que no es bien visto en la comunidad deportiva también ya mandó su currículo para agenciarse el INCODE. Avisados están.
Deslenguado: ¿Quién es el encumbrado personaje que en el puerto despotrica pestes del “asquitos” Nacho Peralta llamándolo “loco desquiciado”? ¡Vaya amistades del orate…perdón de Nachito!
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