Las autoridades sanitarias de Perú suspendieron varias investigaciones clínicas debido a que en más de 3 mil experimentos eran utilizados niños.
Los menores eran usados para experimentar nuevas vacunas y tratamientos contra diferentes enfermedades como el asma, la artritis y la diabetes.
Laboratorios y farmacéuticas trasnacionales contactaban a los padres de los pequeños en hospitales públicos, los que aceptaban someter a sus hijos a estas prácticas recibían una despensa de alimentos.
Luego de las fuertes críticas y la indignación en aquel país, el Ministerio de Salud inició una investigación que derivó en la suspensión de los ensayos.
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