Por primera vez en la historia de California, la Junta Estatal de Control de Recursos del Agua (AWRCB, por sus siglas en inglés) aprobó un plan de emergencia que establece un recorte de 25 por ciento en el suministro del vital líquido.
El plan aprobado de forma unánime en sesión celebrada ayer, establece recortar el suministro de agua urbana en 25 por ciento como medida extrema para bajar el consumo y enfrentar así la peor sequía en la historia del estado.
El pasado 1 de abril el gobernador del estado, Jerry Brown, emitió una orden ejecutiva para aplicar los recortes y aprobó “el plan de reducción que podría ponerse en efecto antes del verano, cuando el consumo de agua se incrementa”.
El plan incluye que más de 400 abastecedores de agua reduzcan el suministro entre ocho y 36 por ciento, dependiendo del nivel de consumo de los residentes.
De acuerdo con cifras proporcionadas por la junta, los ahorros en el consumo del agua durante el pasado verano totalizaron 8.6 por ciento hasta marzo pasado.
De forma tradicional las autoridades estiman que entre ocho y 50 por ciento del uso residencial del agua durante el verano ocurre en exteriores y representa la mejor oportunidad para ahorrar.
Las restricciones sin precedente establecen cómo las personas, los gobiernos y las empresas deben utilizar el agua y empezarán a ser aplicadas a partir de junio.
Las normas que obligan a las ciudades a limitar el riego en propiedad pública, alientan a los propietarios a dejar que su pasto muera e imponer metas de ahorro de agua obligatorias para los cientos de agencias locales y ciudades que abastecen de agua a los clientes de California.
Los ayuntamientos tendrán que asegurarse de cumplir objetivos como incentivar la sustitución del césped por otros jardines, impedir el riego innecesario e incentivar la sustitución de plomería antigua por otra que gaste menos.
La autoridad de recursos hídricos reveló que la reducción del consumo de los californianos en marzo fue en una media de 3.6% respecto de los niveles de 2013. En total, en el último año sólo se redujo nueve por ciento, muy lejos de los objetivos marcados por Sacramento.
Sin embargo, no está claro cuáles son las herramientas de la autoridad estatal para imponer estas restricciones.
El suministro de agua depende de las más de 400 agencias locales, algunas de ellas opuestas a los recortes. No hay suficientes recursos como para vigilar cuándo se riega cada jardín.
El gobernador Jerry Brown dijo la semana pasada que él apuesta por multar hasta con diez mil dólares a los que malgasten agua, pero una medida así debe aprobarla el Legislativo.
Otra estrategia era cobrar el agua por cantidad, es decir, más cara a quien más usa, pero esa medida está en cuestión después de que un juez declarara ilegal el sistema en San Juan Capistrano, al sur de Los Ángeles, sentando un precedente que puede funcionar con una de las fórmulas más efectivas para incentivar el ahorro de agua.
EXCELSIOR






