«ENTREGA ESPECIAL»

Por: J. Wenceslao Cisneros Amaya*

Para mi hijo Sócrates, Donde quiera que esté.

Hijo, te arrancaron de mis brazos, Más no de mi corazón, de mi alma

Ni de mi mente. ¡Siempre te recordaremos!

AGRADECIMIENTOS: No tengo palabras para agradecerles a tantos amigos que me acompañaron en esas horas de profundo dolor.

Es ahí cuando uno siente el calor humano de quienes son sus amigos y también de quienes no lo son.

Debo especial agradecimiento al señor Gobernador del Estado por sus palabras reconfortantes, al ex gobernador Mario Anguiano Moreno (a quien tanto he ofendido y a pesar de ello se acordó de nuestra vieja amistad y me dio una inyección de resignación) al ex gobernador Elías Zamora Verduzco, al Lic. Nabor Ochoa López a quien repetidamente lo ofendí con mis columnas y a pesar de ello me demostró su amistad con una llamada llena de consuelo para mí y mi familia.

También agradezco a mis compañeros de la Barra de Abogados de Manzanillo, a quienes fueron mis compañeros de la gloriosa Secundaria No.3, a

mis también compañeros del Doctorado en Derecho, especialmente al Lic. Francisco Javier Salazar Salazar, Comisario de la Policía Estatal Preventiva, quien me ayudó a encontrar el cuerpo de mi hijo, al Lic. Jaime Chávez, quien desde Ciudad Guzmán se trasladó para acompañarme junto con su gentil esposa, al velorio de mi niño adorado; también agradezco la presencia del Lic. Víctor Hugo Manzo, quien estuvo con nosotros en la Misa de Cuerpo presente que hicimos para mi hijo.

Especial agradecimiento también para mi director el C.P. Arturo Figueroa quien a pesar de sus múltiples ocupaciones, estuvo presente, así como al Notario Público Jorge Armando Gaytán Gudiño, el también Notario Marcelino Bravo y sus hijos y su esposa.

Lo mismo para mis compañeros de despacho Lic. Armando Rodríguez Orozco, Lic. Luis Armando de la Torre Cortés, Roque García Pirsch y Blanca Torres Villalvazo, así como a mi secretaria Febe.

No quiero citar más nombres para no cometer el error de dejar fuera de mi agradecimiento a muchas personas que me demostraron su afecto y a los cuales les viviré eternamente agradecido

Amigos: mi vida cambió por completo a partir del lunes 13 de junio que fue cuando mi hijo desapareció y más tarde fue encontrado muerto en un paraje del Ejido Emiliano Zapata, rumbo a Cihuatlán, Jalisco.

He llorado día y noche como no tienen una idea; a cada rato todo me recuerda a mi gordito, a mi niño adorado que me lo arrancaron violentamente para asesinarlo y tirarlo como si fuera un animal.

Sócrates fue un hijo muy deseado. Recurrimos a varios ginecólogos para que mi esposa se volviera a embarazar y Dios nos lo mandó al año exacto de que había nacido mi hija Martha; fue todo un acontecimiento porque fue el primer varón que Dios me mandaba.

Tuvo una infancia feliz porque todo lo que deseaba se le daba. Paseó por varios lugares del mundo, tuvo los autos que pudimos comprarle primero nosotros y después los que el compró.

Se casó con Aurora, su eterna novia, con la que procrearon a Albita, única hija que tuvieron pues no pudieron tener más hijos.

Mi nieta Albita se casó con Germán Cabrera y le dio a mi hijo dos nietos Mariano Wenceslao y José Orlando, que eran la adoración de mi hijo. Trabajaba para ellos, porque decía que no quería que desearan algo y no lo tuvieran.

Sus cumpleaños siempre la pasaban mis bisnietos en Disneylandia y eso, llenaba de alegría a mi hijo.

Hoy el ya no está con nosotros.

A cada paso encuentro algo que me lo recuerda y rompo en llanto.

No hay dolor más profundo que perder un hijo; no se lo deseo a nadie, ni siquiera a mis enemigos.

Ahora que él ha muerto, recuerdo que cuando nuestros hijos están pequeños, no queremos que les pique ni siquiera un zancudo; tienen temperatura y nos alarma; se vomitan y rápido vamos con el doctor y pensar que a él, que tanto lo cuidé y lo mimé, lo hayan asesinado y sin haber podido estar junto de él en esos momentos para defenderlo.

Ahora estoy pidiéndole a Dios que acorte mi vida y que pronto me lleve para reunirme con él en la dimensión en que se encuentre.

A nombre de mi esposa Socorro, de mis hijos Martha Alicia Clementina y Hernán Seúl Estuardo Cisneros Montes, de mis nietos Licda. Alba Cisneros Rincón, Dr. Juan Pedro, Arquitecto Oswaldo Wenceslao y Lic. Edwin Alexis Marín Cisneros y Hernán Seúl Estuardo e Indira Alexandra Cisneros Blancas y de mis bisnietos Mariano Wenceslao y José Orlando Cabrera Cisneros les agradecemos que nos hayan fortalecido con su presencia, cuando más necesitábamos de consuelo y en todos lo encontré.

Yo seguiré llorando y pidiéndole al señor pronto me lleve a donde mi hijo se encuentra para reunirme con él.

A sus asesinos solo les digo que la justicia divina, que es la verdadera y única justicia que existe, les hará pagar caro, muy caro

A %d blogueros les gusta esto: