Columna La Panga

MANZANILLO SOLITARIO… UN SILENCIO QUE DA NOSTALGIA.

Por: Mayahuel Hurtado Ortiz

De manera muy consciente Manzanillo se ha ido sumando paulatinamente a respetar y adoptar las medidas del “Aislamiento Social” para prevenir la exposición al posible contagio de COVID-19, esto ha generado un Manzanillo Solitario, un silencio en algunas zonas que da nostalgia; es por este motivo que debemos seguir puntualmente las indicaciones del Sector Salud para que esta mala racha pase pronto.

Desde muy temprano los conocidos bolilleros pasan por las colonias, barrios y fraccionamientos, no con la frecuencia habitual, han dejado de escucharse el claxon de las motocicletas que como lucha encarnizada se pelean clientes.

En los mercados municipales hay poca afluencia de personas, acuden solo a comprar lo más necesario, no se ven familias completas que van a desayunar, un integrante de la familia compra la comida para llevar. Los comercios dedicados a la venta de comida hacen uso de las redes sociales y del WhatsApp para solventar las necesidades de sus clientes. En tiendas de conveniencia se ve poca gente y han modificado los horarios de atención hasta las 23:00 horas en algunos casos. Casinos y la mayoría de restaurantes y giros donde venden bebidas alcohólicas están cerrados.

Los centros comerciales lucen vacíos, no aglutinan a más de 20 personas, todas ellas guardando una sana distancia, desde el ingreso hay un filtro con toallas desinfectantes para los carritos del super y gel antibacterial para los consumidores. El personal adopta todas las medidas de higiene, usar guantes y cubrebocas, en el caso de quien omita hacerlo, recibe una llamada de atención y la invitación a respetar los protocolos. No hay empacadores, los consumidores embolsan sus víveres y artículos, ellos toman sus bolsas y acomodan en el carrito lo que han comprado; pues recordemos que los empacadores son adultos mayores, sector de la población que encuentra en esta actividad un ingreso adicional para sus hogares, sin embargo no están ahí con la sonrisa de siempre, debido al alto riesgo de que se contagien.

Las calles y avenidas con pocos vehículos, ya no hay embotellamientos en los puentes de Barrio 5, en el Valle de las Garzas y la zona Centro, la gente se está quedando en casa y sólo sale a realizar compras y actividades muy necesarias. En los jardines de las colonias y en las unidades deportivas no se ven niños, salvo en algunos casos mínimos de padres que aún no comprenden el grave riesgo. Tampoco hay adolescentes y jóvenes en las calles, salvo algunos cuantos que creen que no pasará nada y por fortuna son casos muy contados. No hay fiestas, no hay reuniones y los padres de familia realizan a diario grandes esfuerzos por tenerlos en casa.

Salen a trabajar quienes por necesidad deben hacerlo, usan el transporte público quien por necesidad requiere hacerlo, van a realizar compras estrictamente el tiempo necesario los hogares reúnen a las familias, por primera vez en muchos años esta conviviendo más

del tiempo acostumbrado. Las mascotas como perros y gatos no andan en las calles, están resguardados en sus hogares. Los roles al interior de los hogares son diversos, papá y mamá comparten actividades y en el caso de las jefas de familia, se apoya en sus hijos mayores para cuidar a los más pequeños, o bien, en sus padres o amistades. Es el tiempo de la solidaridad, de cuidarnos todos, de echarnos la mano para que todos estemos bien, quedándonos en casa los que podemos hacerlo.

Hace 220 años durante una peste en el años de 1800 la gente creyó que el mundo se acabarìa, en aquel tiempo sin internet, sin comunicaciones, sin avances en el campo de la ciencia médica y la tecnología lograron superar con disciplina lo que parecía el fin; ¿cómo lo hicieron? Las respuesta es sencilla, con disciplina, higiene, estando en casa unidos, con amor, solidaridad y la fe bien puesta en que Dios los salvaría una vez más a pesar de la dureza de corazón del ser humano.

Hoy 220 años después estamos en una circunstancia similar, digo similar porque actualmente tenemos tecnología, luz, entretemiento a través de plataformas digitales, tenemos internet, agua potable, alimentos, tiendas y supermercados que ofrecen lo necesario para superar esta crisis, tenemos un techo donde refugiarnos, hospitales listos para atendernos, somos muchísimo más afortunados que hace más de dos siglos. La pregunta es ¿Será suficiente para entender que debemos quedarnos en casa por seguridad y para evitar contagiarnos? Al tiempo

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