Columna |Estrategia Pública

El regreso de Ricardo Anaya

Mtro. Abel Palomera Meza

Con una carrera política meteórica, Ricardo Anaya se ha posicionado como el panista más influyente de los últimos tiempos. Por encima, inclusive, del actual dirigente nacional del PAN, Marko Cortés, y de cualquier otro liderazgo, pasado o presente, que exista en ese partido. El ex presidente Felipe Calderón es, quizá, el único personaje que le significa contrapeso, pues aunque ya no es miembro del PAN, sus comentarios y opiniones continúan teniendo resonancia en las generaciones de panistas que llevaron a esa institución partidista al gobierno. Nadie más dentro del PAN, desde que Anaya Cortés fue candidato a la Presidencia del país, le ha debatido u opinado distinto, al menos públicamente.

Ricardo Anaya, como pocos personajes políticos en la historia de México, ha sabido abrirse paso con facilidad. Su registro profesional lo demuestra. Apenas llega a un puesto público cuando ya está en vísperas de conseguir uno siguiente y, después de ese, otro. Sin parar. Se sabe, por ejemplo, que su carrera política comenzó en el año 2009 cuando llegó al Congreso del Estado de Querétaro como Diputado Local por la vía plurinominal. Y tan sólo un año después se erigió como Presidente Estatal del PAN en esa misma entidad federativa, tomando las riendas de su partido con apenas 31 años de edad.

En 2011 fue designado Subsecretario de Planeación Turística en el Gobierno Federal encabezado por Felipe Calderón. De ahí llega en 2012 a la Cámara de Diputados Federal, ocupando una curul, nuevamente por la vía plurinominal. Apenas 24 meses después de ello, es nombrado presidente interino del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, en sustitución de Gustavo Madero, quien era el dirigente electo en ese momento. Finalizado el interinato, en 2015, Ricardo Anaya se aferró a la Presidencia Nacional del PAN contendiendo en elecciones internas, de las que obtuvo un triunfo aplastante, que, dicho sea de paso, sería la primera y hasta ahora única vez en que gana una elección.

Justo dos años después, en 2017, y siendo Presidente Nacional del PAN, Ricardo Anaya se auto designó precandidato de ese partido a la Presidencia de la República. Y un año posterior se instituyó de manera oficial como el candidato de la coalición liderada por el PAN, pero constituida también por PRD y MC. Así, con tan sólo 39 años de edad, Ricardo Anaya se metió a la mayor competición política de este país, registrando en la historia el récord del candidato presidencial más joven. Su carrera ha sido tan meteórica, que en el periodo que va de 2009 a 2018, pasó por un total de 6 posiciones públicas distintas, cada una de las cuales ocupó por un lapso de apenas un año en promedio.

Con la competición por la Presidencia de México, Anaya llegó a la cúspide de su carrera. Sin embargo, fue derrotado el 1 de julio de 2018. Y justo después de conocerse los resultados funestos para la coalición que encabezó, dejó por completo la vida pública, refugiándose como docente de educación superior, actividad que decidió desempeñar en los Estados Unidos de América. En un acto parecido al cierre de una obra de teatro que cayó en desgracia, a la falta de aplausos, Ricardo Anaya desapareció de la escena. Como por arte de magia, también lo hicieron las críticas, las denuncias y los señalamientos que habían salido en su contra en campaña.

Durante 2 años, de Anaya no se supo nada, excepto en dos ocasiones. La primera de ellas en marzo de 2020 para enviar un mensaje en relación a la pandemia de Covid-19 y el manejo que el Gobierno Federal había dado a la misma. La segunda aconteció en agosto de este año para defenderse por las acusaciones de corrupción que en su contra realizó Emilio Lozoya, habiendo presentado denuncia ante la FGR en desfavor de éste último. No sólo no hizo apariciones públicas, sino que no concedió entrevistas exclusivas, ni realizó pronunciamientos recurrentes sobre otros hechos o dichos, políticos o públicos, del acontecer del país. De Ricardo Anaya nadie supimos nada, hasta ahora.

Y es que este lunes 21 de septiembre de 2020 el hijo predilecto del PAN posteó en su página de Facebook un video con una duración de poco menos de 7 minutos, en el que, entre otras cosas, anuncia su regreso “de lleno” a la vida pública de México. Como si hubiese sido cronometrado y en un acto teatral digno de la magia, Anaya desapareció en septiembre de 2018 y reapareció dos años después, en septiembre de 2020. En su video, Anaya hace un uso majestuoso del Storytelling Político. Asienta con claridad el encontrarse no sólo en mente y deseo en México, sino de manera física, pues afirma estar en su casa de Querétaro.

El discurso inicia y cierra con el relato de Marta y su hijita, de cómo se enfrentaba al diagnóstico de cáncer y a la ilusión de abrir un pequeño negocio de recorridos turísticos. Reflexiona sobre el significado de perder la elección presidencial de 2018 y cómo eso se la ha ayudado a madurar, para después irse de lleno en contra del actual Gobierno Federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador. Le contraviene en economía, en el manejo de la pandemia de coronavirus, en inseguridad mediante estadística de homicidios, de la que cuenta es la peor cifra desde que se tengan registros.

A Anaya no le tiembla la mano ni la voz, pues se atreve hasta a criticar la que discursivamente es la mayor fortaleza del Presidente de México en turno, la honestidad y el combate a la corrupción. Cierra su crítica con la política energética por la cancelación de energías limpias para generar electricidad. Después, Ricardo Anaya lanza la pregunta ¿qué vamos a hacer? Y su respuesta la centra en las

elecciones de 2021 y 2024. Da una ligera vuelta de tuerca para invitar a pasar de oponer a proponer, al decir que no basta con alzar la voz y cuestionar al presidente. Dice Anaya: Tenemos que demostrar que nosotros lo podemos hacer mejor.

La última parte de su video la dedica a mencionar un libro de su autoría en el que expresa su visión sobre algunos de los principales problemas que México enfrenta. Vaticina que lo estará dando a conocer por medio de videos en las siguientes doce semanas. Adelanta, además, que estará en contacto con la gente, primero, por medio de las plataformas tecnológicas y, segundo, cuando ya sea posible, recorrerá el país. El hilo conductor de su mensaje es explicar las razones por las que ha decidido regresar “de lleno” a la vida pública.

Ricardo Anaya eligió un tiempo político correcto para anunciar e iniciar su regreso. Justo cuando el INE dio palo a México Libre, negando su registro, lo que significó la caída de un personaje político astuto y vigente, que podría ser su obstáculo político, el ex presidente Felipe Calderón. Justo cuando el PAN experimenta un nubarrón obscuro a manos de su dirigente nacional Marko Cortés, con cada vez menor fuerza para competir en el 2021. Justo cuando López Obrador había asestado golpes certeros en lo anímico al PAN, al PRI y a cualquiera que significara “los conservadores”. Justo cuando Andrés Manuel se sabía con el control político total del país, sin oposición, sin otras alternativas viables, sin contrapeso.

El llamado chico maravilla no deja nada oculto. Hace ver que participará en el 2021, quizá como Diputado Federal, y también en el 2024, seguramente como candidato a Presidente de México, por segunda ocasión. Se levanta, desde ya, como el líder indiscutible del panismo nacional, aun sobre el dirigente formal de ese partido, Marko Cortés. Asimismo, lo anuncia, se dedicará a ser verdadero contrapeso del Gobierno Federal y de la Cuarta Transformación, lo que logra desde la publicación de este discurso en video. Es un mensaje que levanta ánimo en simpatizantes y militantes del PAN, pero también en demás ciudadanos, integrantes de partidos o no, que se oponen al régimen de Andrés Manuel López Obrador.

Este es el inicio de una nueva dinámica política en el país, como no la habíamos visto en los últimos dos años. Ya no será sólo el Presidente de México hablando en cada mañanera regañando cada vez que lo desea a “los conservadores” que se oponen a la 4T. Ya hay otro interlocutor que amenaza con encender el ánimo de los que han estado decaídos desde ese fatídico 1 de julio de 2018 en que una nueva ola de políticos asestó un duro y hasta ahora irreparable golpe al régimen tradicional. Estaremos a la expectativa del rumbo que tome el debate entre el ganador de la contienda de 2018 y actual Presidente de México y el perdedor que quedó en segundo lugar pero que ha decidido volver y seguirle los pasos a Morena de aquí al 2024. Nos leemos en la siguiente participación.

A %d blogueros les gusta esto: